El restaurante Bolívar abrió sus puertas en la calle Malasaña el año 1971 y desde entonces continúan apostando por una cocina de mercado basada en productos de temporada de la mayor calidad.
Nosotros lo hemos comprobado en una degustación invitados por el dueño actual, Ángel, hijo de los propietarios que abrieron este local. La antigua decoración se ha ido modernizando con el paso de los años, hasta adaptarla a una estética muy actual y relajante, tonos blancos, luces tenues… Excelentes vinos, cava, y cóctel para acompañar una selección de los platos de su carta con un contraste de sabores que los hacen muy originales.
Comenzamos con unas sardinas ahumadas con guacamole, seguidas de un tartar de tomate raf con huevo de codorniz, sandía y alcaparras. Impresionante el contraste de sabor que logran en el tartar entre un tomate de primera categoría y el toque de sandía. A continuación probamos el pulpo con guacamole, mango y polvo de maíz, y después uno de los platos fuertes: la vieira asada con foie, coliflor trufada y gelatina de manzana.
No os la podéis perder, combinación de sabores espectacular. Seguimos con unas croquetas de langostinos y el atún rojo con pimientos asados y jamón frito, delicioso. Con este plato consiguieron el premio Cocina de toda la Vida de Martín Berasategui, así que sobran los comentarios. Para terminar un tataki de presa ibérica con soja, sésamo y jengibre, una carne que se deshacía en la boca.
Como postre, un sorbete de manzana verde con calvados, muy refrescante, y una crema de queso con frutos rojos y fresas con vinagre de Módena. El contraste de la fresas con el vinagre realza en gran medida el sabor natural de la fresa. En general platos con sabores que sorprenden aunque delicados y muy naturales, con una gran materia prima.
El cóctel con que el que podíamos acompañar algunos platos está basado en el clásico bramble, pero en copa de Martini y sin hielo picado. Enfriando la copa anteriormente se sirve ginebra con limón natural, licor de flor de sauco y licor de mora. Fresco y goloso. Utilizaron una ginebra española, Vones Gin.
Nos contaron que los botánicos se eligieron según una antigua receta encontrada en una farmacia de Galicia, por lo que el envase tiene forma de los antiguos frascos de farmacia, con una calavera serigrafiada.
Damos a todos las gracias por la gran amabilidad con que nos recibieron y volveremos muy pronto. Podéis aprovechar su menú especial 45 aniversario, que incluye algunos de los platos que os hemos comentado. ¡La comida lo merece!
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